Por Mara Carmignani, Arquitecta, Profesora Asistente Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño, Universidad Nacional del Córdoba.
El Complejo Edilicio “ALAS III”, erigido sobre un terreno de pronunciada pendiente y de grandes e irregulares dimensiones, destaca por su escala y contundencia morfológica en el paisaje del tradicional Barrio-pueblo de Alberdi, localizado al oeste del área central fundacional de la ciudad de Córdoba y reconocido como cuna estudiantil y escenario de movimientos políticos y sociales trascendentes como la Reforma Universitaria (1918) y el Cordobazo (1969).
La propuesta de resolución de espacio urbano -enfatizada por las características y topografía del terreno y por el vacío generado por la Plaza Cisneros- se inserta en el tejido continuo del barrio y se materializa mediante cuatro Torres de Vivienda exentas apoyadas sobre un gran basamento que mixtura jardines internos, equipamiento comercial y cocheras.
El desarrollo del proyecto del Conjunto estuvo a cargo de los arquitectos Luis Rébora, Abel Ramírez y Alfredo Troilo y su construcción, que demandó varios años, fue ejecutada por la Empresa Rangua S.A. Los trabajos se iniciaron en 1974 y finalizaron en 1988- luego de diversas dificultades e interrupciones en el avance de obra- cuando los primeros propietarios llegaron a habitar los departamentos, desde la Torre IV en 1986, hasta finalmente la Torre I, en 1988.
La Cooperativa “ALAS” de Vivienda y Consumo Ltda., conformada por oficiales retirados de la FAA, fue la responsable de administrar y financiar las obras a través de la Unión de Cooperativas de Vivienda UNICOOP Cooperativa Limitada. La Ley de Cooperativas Nº 20.337 fue sancionada en mayo de 1973 y se ajustó a las previsiones de las Políticas Nacionales establecidas por el Decreto Nº 46/70 de la Junta de Comandantes en Jefe de las Fuerzas Armadas, encuadrada dentro de las competencias asignadas al Ministerio de Bienestar Social por el Artículo 28 de la ley 19. 013.
El conjunto, monumental y de protagónica presencia en el sector, se concibe a partir de la repetición de superestructuras de hormigón a la vista que por su tratamiento exterior remiten a la etapa brutalista de Le Corbusier y, al mismo tiempo, a la propuesta urbana de Plan Voisin que él mismo diseña para la ciudad de París en 1925.
Aspectos como el tratamiento escultórico del hormigón “en bruto”, la tectonicidad volumétrica - que incorpora en este caso recursos vinculados a la estética aerodinámica y color en las envolventes-, el papel expresivo estructural y la honestidad constructiva, evidencian la capacidad de la arquitectura argentina para alinearse con producción de vanguardia universal que clausura la modernidad ilusoria de las superficies puras.
Del Plan Voisin se retoman conceptos racionales como el trazado urbano ortogonal y la resolución vertical de la vivienda colectiva en torres aisladas erigidas sobre basamentos que sectorizan actividades, circulaciones vehiculares, peatonales y garantizan la presencia de espacios ventilados, iluminados y cualificados.
Cada uno de los edificios cuenta con palier propio, de hormigón y vidrio, desde el que se accede a las circulaciones verticales y con 64 departamentos externos- de 122 m2 cada uno- distribuidos en 17 pisos.
Aunque algunas unidades sufrieron modificaciones posteriores, una única tipología es la que se repite con idénticas organizaciones funcionales en todos los niveles y torres: living-comedor de generosas dimensiones, cocina, cuatro dormitorios- uno más pequeño, de servicio-, lavadero y dos sanitarios, balcones corridos y vistas privilegiadas. En cambio, sí se observan diferencias respecto de las calidades de terminación de cada departamento- pisos, equipamiento fijo, sanitarios, etc - ya que este aspecto quedó en manos de los propietarios desde el momento en que la Cooperativa hizo entrega de cada unidad.
A nivel de subsuelo, bajo la gran alfombra cementicia que oficia de plano de acceso a las Torres, se localizan las 256 cocheras- una por departamento- que están dispuestas en zig-zag, reproduciendo el planteo diagonal del proyecto. Dos salidas de emergencia a jardines externos cualifican de manera significativa este espacio. Se encuentran allí, además, las cisternas y los espacios técnicos (algunos en desuso desde su creación, como los compactadores de residuos). La planta baja de cada Torre cuenta con un salón de usos múltiples, totalmente equipado y vinculado con los patios ingleses de los subsuelos. La terraza de cada bloque contiene los tanques de agua, situados en distintos niveles.
Actualmente, cada torre es administrada de manera individual y entre las cuatro comparten la gestión de los espacios comunes, mantenidos y conservados en óptimas condiciones, aspecto que colabora positivamente en la percepción de conjunto y de espacio colectivo que se tiene del mismo.
El derecho a sentirse orgullosos del lugar en el que se vive y a ser reconocidos por los otros es una condición de ciudadanía. Parece fundamental y urgente, frente a la actual tendencia a la dispersión, la segregación y la segmentación del área urbana como un magma indefinido, seguir “generando ciudad sobre la ciudad” mediante el diseño de espacios urbanos como estos que recuperan la dimensión simbólica de lo colectivo, del encuentro, de la identidad.
- Año: 1974
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Fotografías:Gonzalo Viramonte